Durgama Takeover

En efecto, no tardamos en trabar contacto con un comando de los malditos e insidiosos Shasvastii. Entonando nuestras plegarias al Señor de los Ejércitos, nos lanzamos al combate con el corazón ardiendo de Santa Ira al ver nuestro terreno profanado.

Esto no quiere decir que avanzáramos sin precaución. Al contrario, décadas de guerra contra estos implacables enemigos nos han enseñado que la confianza es la primera de sus armas. Así, el haris formado por los dos hermanos teutones y el caballero de Santiago avanzó con cautela hasta que el Hermano Rodrigo, de la muy venerada Orden de Santiago, activó la primera antena. Para ello, el Hermano Klaus, de la Orden Teutónica, tuvo que abatir un Haiduk con su spitfire.

La maldad Shasvastii no tardó en demostrarse, gracias a un paracaidista que aterrizó tras nuestras líneas y acabó con nuestro médico, el Hermano Belletti. El hospitalario combatió con valor y ganó con ello tiempo para que nuestras tropas comprendieran la amenaza a la que se enfrentaban.

La venganza vino de la mano del Hermano Klaus, quien avanzó hacia las filas enemigas como un ángel vengador, derribando al enemigo con la Ira de Dios. Un Caliban y un soldado semilla cayeron ante su sagrada arma, y, llegando hasta la zona de despliegue enemiga, consiguió acabar también con el remoto hacker EVO.

Por su parte, nuestro teniente, el Hermano Alfonso de la Orden de Santiago, consiguió activar la otra antena, consiguiendo una importante superioridad táctica para los soldados de Cristo.

La pérdida del hacker EVO por parte del Ejército Combinado no impidió que un nuevo paracaidista apareciera cerca de la posición del Hermano Klaus y, lamentablemente, acabara con él. Junto a ello, un mentor abrió fuego sobre el Hermano Rodrigo, quien respondió con su nanopulser, sacrificándose por la Cristiandad y abatiendo a su enemigo mientras caía bajo su fuego.

La muerte del Hermano Klaus fue vengada por su compañero de Orden, el Hermano Rüdiger, quien decapitó al alienígena con un golpe de su fuerte brazo. Tras eso, nuestros soldados comenzaron a moverse para ocupar las antenas y el tech-coffin central. Ello hizo que las amenazas Shasvastii comenzaran a desvelarse, como un malignos que consiguió inmovilizar a nuestro teniente…

Y un noctífero que acabó con un sargento de orden, aunque posteriormente fue abatido por nuestro trinitario.

En un último intento desesperado, los malditos alienígenas inmovilizaron también a nuestra Caballero de Justicia y la abatieron, e hicieron lo mismo con nuestro teniente. No obstante, las antenas seguían activadas por nuestra parte, lo que sirvió para que los soldados de Cristo obtuvieran una costosa, aunque muy valiosa, victoria.

“You will hear of wars and rumors of wars, but see to it that you are not alarmed. Such things must happen, but the end is still to come”
Mt, 24, 6

After the aliens attacked the bow section of the Raveneye orbital, our squad was sent to reinforce this position and erase any enemy presence. It wasn´t long until we detected indicators of a strange presence in the area, suspicious data that perhaps in other circumstances would have been dismissed as anomalies or statistical deviations from standard results, but that, in this context, could not be ignored.

We didn´t have to wait much until we made contact with a commando sent in by the damned and insidious Shasvastii. Lifting our praises to the Lord of the Armies, we went into combat, our hearts burning with Holy Wrath as we saw our territory defiled.

This doesn´t mean that we advanced recklessly. On the contrary, decades of war against this dauntless foes have shown us that confidence is the first weapon in their arsenal. Therefore, the haris formed by the two Teutonic brothers and the Knight of Santiago advanced cautiously so that brother Rodrigo, of the much venerated Order of Santiago, could activate the first antenna. To make it possible, brother Klaus of the Teutonic Order had to kill a Haiduk with his spitfire.

The evil of the Shasvastii was son revealed as a parachutist fell from above, behind our lines, and killed our doctor, brother Belletti. The hospitaller fought well, buying time so that the resto of our troops could react to the menace that we were facing.

Vengeance came at the hands of brother Klaus, who advanced towards the enemy lines as if he was a vengeful angel, striking down the enemy with God´s Wrath. A Caliban and a seed soldier fell to his sacred weapon and, gaining the enemy deployment zone, he managed to strike down their EVO hacker as well.

Meanwhile, our lieutenant, brother Alfonso of the Order of Santiago, managed to activate the second antenna, thus obtaining and important tactical superiority for the soldiers of Christ.

Despite having lost their EVO hacker, a new parachutist appeared near brother Klaus position and, regretfully, managed to eliminate him. Moreover, a mentor opened fire against brother Rodrigo, who answered with his nanopulser, sacrificing himself for Christianity and killing his foe as he fell under enemy fire.

Brother Klaus death was avenged by his companion in the Order, brother Rüdiger, who decapitated the alien with a strike of his strong arm. After that, our soldiers advanced in order to control the antennae and the central tech-coffin. This forced the Shasvastii menaces to reveal themselves, as did a malignos who managed to immobilize our lieutenant…

And a noctifer who killed an order sergeant, although he was later killed by our trinitarian.
In a last and desperate attempt, the damned aliens immobilized and killed our Knight of Justice, and they did the same with our lieutenant. However, the antennae were kept activated by our side, and the soldiers of Christ managed to gain a trifling victory… but a victory nonetheless.